martes, abril 28, 2009

El ser humano es extraordinario...



Accra es la capital de Ghana. Allí en los suburbios de Teshi, todo un barrio de carpinteros, se dedican a hacer ataúdes personalizados. Al parecer, esta tradición comenzó hace unas cinco décadas. Con martillo y clavos, Ata Owoo era conocido en el lugar por tallar unas elaboradas sillas (o más bién literas) para transportar a los diferentes jefes de las aldeas vecinas.

Un día le hicieron un encargo especial: construir una silla en forma de grano de cacao, uno de los principales cultivos de Ghana. Ata Owoo se dispuso a construirla, pero el cliente falleció antes de tiempo y su silla se reconvirtió en ataúd.

Poco a poco, la idea se hizo popular y allá por 1951, cuando la abuela de uno de los aprendices de Owoo también falleció, su nieto cumplió en cierta medida el deseo de la anciana que nunca había volado en avión, construyéndole un ataúd con asiento preferencial en su jet privado.

Como dice un conocido anuncio de refrescos que ha rescatado esta historia real de los ataúdes personalizados, "tenemos que luchar por nuestros sueños hasta el último día". Y es que en el fondo, "El ser humano es extraordinario"

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